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lunes, 14 de enero de 2013

El movimiento individual. Gateo y andar - Karen Adolph y Joe Campos

El gateo y el andar son movimientos que marcan un antes y un después. Son nuevas posturas donde uno siente la libertad y posibilidad de descubrir nuevos lugares u objetos, y poder a su vez compartirlos. Aunque el impulso principal es la frustración del niño, que busca estímulos que le ofrezcan nuevos aprendizajes.

Todo el proceso crea una gran ansiedad en el niño. Cuánto más se aleja de su cuidador, más estrés le produce, dando lugar al reabastecimiento emocional, donde busca el contacto físico. Esto le anima a continuar motivado por su descubrimiento y ejercicio.

La estabilidad emocional y su seguridad son importantes para que se sienta capaz de conseguir este nuevo reto, siendo los adultos condicionantes directos en la evolución del niño, incentivando o retrasando la misma.

Cuando un bebé es llevado de un lado a otro puede aprender las características de cerca y lejos, alto, o profundo. Pero no es hasta que tiene la experiencia de moverse por sí solo cuando uno aprende las consecuencias de sus movimientos.



Peligros

En el experimento de Karen Adolph "The gap" a un niño sentado que controla esta postura se le muestra un juguete al otro lado de un precipicio, él sabe cuánto puede estirarse y su sentido común le dice cuándo debe parar. En cambio, cuando  acaba de comenzar a gatear se realiza el mismo proceso, aunque se le muestre el hueco, el niño cae en el  agujero.
Se observa algo parecido en "The cruisers" en relación al andar. Hay una barandilla dura (que puede ser continua o no) y luego una blanda, el infante decide si es segura y continúa su camino dependiendo de lo que le diga su sentido común. Al ampliar un hueco en sus pies, el peligro no está en su campo visual y cae.



Proceso

Otros ejemplos de la evolución locomotriz del niño son las investigaciones de Joe Campos, quien estudia el vértigo del niño y la visión periférica con los experimentos "The visual Cliff" y "The moving room".

En el primer ejercicio "The visual Cliffse crea un efecto óptico que parece un precipicio, las diferencias entre un niño que ya tiene experiencia de gateo y otro que no la tiene es la decisión de traspasar el precipicio o no, el sentido de profundidad lo aprenden según van dominando esta actividad.


Algo parecido se demuestra en "The moving room", se sitúa al niño en un asiento, en frente de él hay objetos moviéndose y mientras los mira las paredes laterales comienzan a moverse. Los niños con experiencia de  gateo se adaptan con el torso pensando que perderán el equilibrio y buscan su estabilidad; los niños sin experiencia no reaccionan al movimiento de pared. Se observa que, con el gateo, se desarrolla la visión periférica.






En el experimento de Karen Adolph "The slope"
El niño ya ha expandido su mundo físico, ya ha comenzado a andar y se estudia  la capacidad de adaptación y de prevenir el peligro del niño en su nueva postura. Consiste en ampliar la pendiente de una rampa por la que pasa y dejar que se encuentren las estrategias para bajarla.




Como padres y educadores podemos adelantarnos a los peligros y decirles por donde deben ir o podemos ir provocando las situaciones de forma controlada y ayudarles como un apoyo y un guía para que ellos encuentren su propio aprendizaje.

Por mucho miedo que nos dé permitir a los demás caer en sus errores debemos controlarnos para que la otra persona aprenda de la manera más significativa. Además, al aprender por nosotros mismos nuestro  autoestima aumenta y sentimos que somos capaces de superar nuevos retos.

Todas estas cosas afectan en la visión que se tiene de la vida como adulto, en la tolerancia al fracaso y la frustración, en tomarse los problemas como retos que solucionar y no en losas que caen sobre nuestra espalda. Cualquier situación puede ser controlada por uno mismo si la miras desde otro punto de vista.


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