No puedo hablar de la imagen del maestro sin entrar en lo personal, sin dividir mi ser en cachitos que llamo aprendizajes. Para mí un maestro es la cara de un proceso.
Como mi vida está llena de ellos voy a dar las gracias por los que más aprecio:
A esos maestros que me enseñaron a saber quien no quiero ser.
A los que me enseñaron a ver mis limitaciones sin juzgarme.
A los que me hicieron ver que sí tengo capacidades.
A los que me mostraron que siempre hay algo positivo detrás de toda adversidad.
A los que me animaron a reinventarme.
A los que me iluminaron en caminos inexplorados.
A los que me descubrieron el respeto a uno mismo.
A los que me enseñaron a soñar...
Y sobre todo quiero agradecer a mi entorno. Ese hogar que hemos reconstruido tantas veces, ese ir y venir de personas distintas y esos padres que me han ayudado a conocer la lección más difícil de esta vida.
Estos han sido mis maestros favoritos, quienes me enseñaron a aprender a amar sin condiciones. Porque con ellos vi que hasta el último día de tu vida tienes algo que enseñar y tienes algo que aprender.
Con ellos aprendí que vivir es bonito hasta el final.
No existe un maestro sin intimidad, no existe un maestro sin corazón.
Hoy es el día de enseñar queriendo, de enseñar por mejorar, de enseñar por hacer feliz al otro.
Os deseo un buen día a todos los maestros del mundo, a los que saben que lo son y a los que lo ignoran.
Un abrazo
Muchas gracias como maestra que soy y muchas felicitaciones por este blog
ResponderEliminarMuchas gracias a tí, por comentar y por dedicarte a una profesión que requiere tanta energía y dará tantos frutos en un futuro.
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