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jueves, 20 de julio de 2017

Gran lección: la línea negra. Educación para la paz montessori

Después de vivir dos guerras mundiales y ver todo un continente devastado María Montessori comprendió la gran importancia de la educación como instrumento para crear un mundo en paz.

Dentro de las escuelas Montessori se pueden ver un montón de pequeños detalles, mezclar tres edades distintas, poner un sólo ejemplar de cada material o crear espacios amplios que favorezcan el ambiente para un trabajo grupal.
Estos pequeños gestos favorecen ese objetivo de cooperación y respeto a las diferencias, si todos tenemos capacidades diferentes respetaremos los procesos de nuestro compañero con mayor facilidad; incluso podremos ver el lado bueno de estar con alguien más grande y alto cuando queramos llegar a un árbol o comprender un concepto distinto.  También veremos lo positivo de estar con alguien pequeño cuando queramos coger algo caído bajo una estantería o sabernos experimentados para enseñar a otros.

Una de las herramientas más útiles para esta educación para la paz es el acercamiento al patrimonio que tenemos. Las escuelas Montessori enseñan el mundo desde sus inicios, desde la creación del Universo, de las estrellas, de la Tierra, de las montañas, de los ríos ¡De la vida!

Como hablaba en este artículo nombrando a Neil DeGrasse, inculcar la ciencia y mostrarla con toda la actitud filosófica que acompaña a una mente científica hace que vivamos una lección de humildad y gratitud.










Ser conocedores de todo lo que ha tenido que pasar para que nos encontremos aquí y podamos vivir ¡con lo frágiles que somos!

Al final de este artículo quien quiera puede leer la línea negra, también llamada la lección de la humildad.

María Montessori vivió como presa política en una casa de la India durante la segunda guerra mundial, en su estancia allí recibía visitas de todas partes del mundo. Una vez escuchó a una niña de origen chino y a otra de origen indio discutir sobre cuál de las dos civilizaciones era más antigua.
La señora montessori cosió una tela de color negro de multitud de metros (en las escuelas hoy usan una de 33, mucho más pequeña), la subió sobre una bicicleta y fue desenrollándola mientras contaba la historia caminando hasta que, en el final, apareció una pequeña franja roja de un centímetro de ancho.
No puedo contaros la historia con la magia que tiene la tela pero seguro que disfrutáis leyéndola, si no es a la primera a la cuarta o quinta vez ;)

Todas las cosas que le pasaron al cosmos los niños lo vivencian con los experimentos que tienen en el ambiente, integrando la historia de la evolución como algo intrínseco a su desarrollo


"Todo el mundo habla de paz, pero nadie educa para la paz. La gente educa para la competencia y, este, es el principio de cualquier guerra.
Cuando eduquemos para cooperar y ser solidarios unos con otros, ese día estaremos educando para la paz. "





La linea negra (lección de la humildad)

 Hace miles de millones de años nació el Sol, una de los millones de estrellas que forman nuestra galaxia, la Vía Láctea. Nuestra galaxia es parte de trillones de galaxias que giran en el espacio y que forman parte del Universo.

El Sol no es la estrella más grande ni la más pequeña, pero para nosotros es la más importante. Sin su luz y su calor no podría haber vida en nuestro planeta Tierra.

¿Recordáis cómo hace miles de millones de años nuestra Tierra aún era una gran bola de fuego rodeada de nubes de polvo y gases que giraban continuamente?
¿Y os acordáis cómo estaba tan caliente que no podía existir ni un ser vivo sobre ella, ni plantas, ni animales, ni personas?
Gruesas capas de nubes de vapor, polvo y gases escondían al Sol.

Pasaron miles de millones de años y gradualmente la Tierra comenzó a enfriarse, se inició la formación de una corteza de rocas que poco a poco empezó a encogerse y arrugarse como una manzana vieja. Se formaron así los valles, las montañas y el fondo del océano. Esas primeras rocas, debido al calor y a la presión de unas contra otras, se empezaron a transformar. Las nubes se dividieron y la lluvia cayó a torrentes sobre la Tierra ya fría, llenando las cavidades de los océanos y llevando por los ríos pequeños pedacitos de rocas calcáreas hasta depositarlas en el fondo del mar.

Si se hubieran mantenido así muchos años (unos 600 millones de años), el agua y la tierra sin vida se hubieran vuelto a unir en un lodazal.
Aparecieron entonces al rescate unos seres que se dedicaban a tomar el agua llena de sales venenosas, limpiando así los océanos. De esta manera permitieron la aparición de otros tipos de animales que, a su vez, ayudaron a seguir purificando el agua: los trilobites y los nautilus.
Estos nuevos seres eran tan pequeños que aparentemente podrían parecer poco importantes. Aunque los protozoarios se encontraban formados por una célula, tenían la posibilidad de tomar miles de litros de agua. Esto les permitía reproducirse de tal manera que llegaron a formar un gran ejército de trabajadores. Este trabajo lo siguen haciendo desde entonces sin cambio ni rebelión. Al morir, sus cuerpos quedaron como partículas sólidas de calcio depositadas donde ellos habían vivido, entre la tierra y el agua, ayudando así a la formación de los continentes.

Se seguía necesitando ayuda, aparecieron entonces los corales. Como si hubieran puesto condiciones para trabajar, se quedaron a vivir alejados de las corrientes turbulentas de agua en las bocas de los ríos y se dedicaron a la importante tarea de mantener el equilibrio necesario en el agua de los océanos sin moverse de su lugar.

Mientras, en la tierra no existía la vida, sólo pequeñísimos líquenes aferrados a las piedras para subsistir.
Poco a poco el escenario comenzó a cambiar, los continentes empezaron a emerger, los océanos a disminuir, ya bastante preparados para permitir la aparición de otras especies de animales que tendrían cada una un trabajo especial que realizar.
Algunas plantas quedaron sobre la tierra más alta y seca, pero como el aire estaba muy contaminado estas primeras plantas fueron dotadas de una sustancia verde llamada clorofila que les permitía respirar el dióxido de carbono del aire y transformarlo en el oxígeno necesario para que los pequeños anfibios pudieran, al llegar a adultos, salir del agua y vivir respirando el aire más puro de nuestro planeta.

Ahora la Tierra era verde y cubierta de helechos, hepáticas, y algunos árboles.

Han pasado millones de años.

Los mares, lagos y ríos se encontraban poblados de peces de muchos tamaños, algunos desarrollaron pulmones y se arrastraron a los charcos que había en la tierra. El clima era húmedo y cálido, como en los pantanos. A medida que las plantas morían habiendo terminado su trabajo de purificar el aire, se iban amontonando unas con otras apretándose, formando así el carbón, el mismo que ahora nos sirve para calentarnos y cocinar.
Los anfibios necesitaron comer, así es que los insectos aparecieron en grandes cantidades.

Empezó a hacer cada vez más frío y la tierra comenzó a secarse. Se formaron los glaciares y los pantanos se convirtieron en desiertos. Era un momento de crisis en nuestro planeta. Para sobrevivir era necesario adaptarse o cambiar.
Los árboles de los pantanos se fueron cambiando por coníferas que tienen semillas más duras.
Los grandes reptiles hicieron su aparición y sus huevos, un poco más duros que los huevos de los peces y de los anfibios, podían ser depositados en tierra seca.
El clima se hizo más benigno.

Los ríos encerraron las montañas. Los dinosaurios, de la familia de los reptiles, en lugar de arrastrarse sobre el vientre, se levantaron y caminaron a cuatro o dos patas, algunos regresaron a la vida en el agua.

Han pasado millones de años.

Nuevamente el clima se ha hecho húmedo y tibio.
Algunos de los dinosaurios herbívoros habían crecido muchísimo, desarrollando pieles muy resistentes, como armaduras, que los protegían de sus familiares carnívoros. Otros dinosaurios desarrollaron alas y aprendieron a volar. Aparecen en escena las primeras aves, animales de sangre caliente que cuidan más a sus crías.

Las montañas vuelven a hacer su aparición. Se inicia nuevamente una época de mucho frío y aparecen por primera vez las plantas con flores.
Cada vez hace más frío. Las aguas menos profundas retroceden dejando a su paso desiertos.
Uno a uno comienzan a desaparecer para siempre los grandes reptiles, cuyo trabajo ya no es necesario.

Han pasado aproximadamente 2.000 millones de años.

El escenario cambia nuevamente, las tierras más altas, ahora son bajas, el clima frío se vuelve caliente y húmedo. Densos bosques tropicales cubrían la mayor parte de las tierras bajas. Los pocos supervivientes de los reptiles ahora tienen poco trabajo.

Los papeles principales son de las aves y los mamíferos.
Estos últimos, seres más evolucionados, traen a sus crías vivas al mundo y las cuidan con gran amor hasta que son capaces de hacerlo por sí mismas.
El planeta se ha preparado para recibir a seres con necesidades más delicadas. Su tierra es rica en sustancias orgánicas para su alimento; pastos, y espigas forman la alfombra para su pastoreo. Nuevos árboles y plantas se han desarrollado propagándose por semillas en vez de esporas y bellas flores aparecen adorando el nuevo hogar vital.
La ayuda de tribus voladoras para la fertilización se asegura adoptando atractivos colores y aromas que son llevados hasta muy lejos por el trabajo del viento. Variedades sin fin para los diferentes gustos tenían que ser consideradas, cada flor tuvo su amigo especial entre los insectos.
La planta preparó el néctar y el insecto se embelleció para la fiesta. La abeja agregó pelo como de terciopelo a su abrigo y la mariposa brilló con alegres colores y tonalidades en sus alas. La colaboración era perfecta entre plantas y animales. Las abejas acarreaban el polen en sus cuerpos peludos para fertilizar las semillas de las flores que visitaban recolectando su pago de cera y miel. Así las necesidades de ambas fueron satisfechas sirviendo a la vez a los más profundos propósitos de la naturaleza.

El clima templado prevalecía en todas partes. La Tierra debió haber estado verdaderamente hermosa, se estremecía de expectación. Nuevos volcanes empezaron a hacer erupción, trayendo a la superficie regalos metálicos en abundancia para su futuro nuevo poblador.
Los elementos al enfriarse se solidificaron en forma de piedras preciosas: diamantes, zafiros, esmeraldas. La resina de los árboles se transformó en ámbar dentro del cual quedaron prensados y solidificados algunos insectos.
La temperatura se hizo más variable, aparecieron valles templados mientras que la nieve y el hielo cubrieron las altas montañas.
Un manto de hielo se esparció a cámara lenta pulverizando a su paso la cima de las montañas y cubriendo los continentes, dejando las tierras bien fertilizadas.

Cuatro veces cambia drásticamente la vida en el planeta, grandes masas de hielo se han formado y cuatro veces se han derretido, una fría recepción para el nuevo habitante.

La Tierra recibe a sus nuevos hijos e hijas: los humanos. Este pedacito chiquito rojo al final de la cinta, simboliza el tiempo que los seres humanos hemos estado sobre la Tierra. Todas las personas que alguna vez han vivido, están contenidas en este poquito de tiempo.

¿Os dais cuenta de qué poco tiempo ha pasado desde que el ser humano aparece sobre la faz de la Tierra hasta el día de hoy? Comparado con todo el tiempo que transcurrió y todo lo que sucedió para que el ambiente estuviera preparado para ello los seres humanos llevamos muy poco tiempo hospedados en este lugar.

(Traducción Olga Dantus)


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