Si pudiéramos conservarlo, entonces el mundo estaría repleto de artistas, científicos, filósofos... Personas abiertas al conocimiento y al entendimiento.
El pensamiento científico que queremos que acompañe
al descubrimiento va junto a un sentimiento de humildad.
En Cosmos Neil
DeGrasse, habla de cómo todo el conocimiento que poseemos del mundo que nos
rodea está basado y regido por las normas de la ciencia:
“El
método científico es tan poderoso que en tan solo cuatro siglos hemos pasado de
la primera vez que Galileo usó un telescopio para ver otros mundos a dejar
nuestras huellas en la Luna. Nos ha permitido ver a través del espacio y del
tiempo para descubrir dónde y en qué momento del Cosmos estamos.”
Nos habla de cinco normas para tener una mente
científica.
- Cuestionar la autoridad: ninguna idea es cierta
porque lo diga alguien, por muy importante que sea.
- No creer en algo sólo porque queremos creer algo, creer
en algo no lo convierte en realidad.
- Demostrar ideas por experiencias, seguir las
pruebas donde nos lleven a través de la observación y la experimentación.
- En caso de no tener pruebas reservarnos los
juicios.
- Cuestionarse a uno mismo, recordar que uno puede
estar equivocado, incluso los grandes científicos se han equivocado. Newton,
Einstein y otros grandes científicos de la historia, todos han cometido
errores.
Por último, Neill DeGrasse, nos invita a hacer dos
reflexiones que están íntimamente relacionadas con el objetivo de María
Montessori de educar para la paz.
- La ciencia es un bien mundial, si es de dominio
público menos oportunidad hay de que una minoría poderosa la utilice de un modo
dañino.
- Todos estos valores debilitan el atractivo del
fanatismo y de la ignorancia.
Cambiemos la educación para cambiar el mundo
M. Montessori.
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