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jueves, 18 de diciembre de 2014

Magia vs ciencia. Qué decir sobre los reyes magos

Reyes magos, ratoncito pérez, papá noel, duendes, hadas...


Dentro de las pedagogías humanistas hay diferencias de opinión, en la pedagogía Waldorf consideran que los niños menores de 7 años viven en un entorno mágico e imaginativo que hay que alimentar y preservar. En cambio, en la pedagogía Montessori, consideran que no hay que mentir a los niños, que hay que basarse en el mundo real, tangible y demostrable y que es ahí donde se acaba el papel de los maestros.

Mi opinión ha cambiado mucho en todo este camino, que sí que no, que nunca te decides...
Las cosas dependen del enfoque con el que se miran. ¿Qué puerta quieres abrir?


Para mí todo vale dentro del juego y los cuentos, no hay debate dentro de este mundo, es mágico en sí y no tiene sentido robar esa esencia a los mensajes que se encuentran en él: enseñan, abren mundos y curan heridas. Son indispensables en la vida de los niños y de la mayoría de los adultos.

Los fenómenos naturales y científicos suelen ser tratados de diversas maneras. Contarle a los niños de 3 años que hay un duende que tiñe las hojas de los árboles cuando empieza el frío ¿lo aleja del concepto del otoño? No tiene porqué ser nada desconcertante para ellos, el problema radica en que se lo creen.
Si su madre les dice algo totalmente convencida de que es real, ellos no tienen porqué dudarlo.
Pero esta actitud no sabemos cuánto tiempo va a permanecer, puede que no vuelvan a tener esa inquietud de nuevo porque quedaron satisfechos con la respuesta.
No soy partidaria de dar largas explicaciones científicas. Salen de la realidad que viven los pequeños, acaban por no entienderlo y les hace perder el interés.
Tampoco quiero ser la responsable de que los niños se vuelvan cómodos y conformistas. No quiero que pierdan la motivación por investigar y aprender más porque nunca reciben respuestas que inviten a hacerse preguntas: "La verdad es que no lo sé, ¿lo buscamos juntos?".

En cuanto a las tradiciones he decidido hacer una excepción, son tradiciones. No lo considero una mentira piadosa, es una omisión de una realidad que los niños tampoco quieren ver.

Es verdad que la magia y la incertidumbre les abre la mente y les hace imaginar mundos y situaciones de cómo podría ser que en una sola noche tres personas repartan regalos por todo el mundo. ¿Se comerán el turrón y el anís de todas las casas? ¿Los camellos volarán? ¿Fabricarán los regalos todo el año o los crean a partir de magia?

Dentro de que son seres sociales que viven en una cultura creo que tienen que participar en las tradiciones que crean las señas de identidad comunes. Una abuela de 80 años quiere darle un polvorón y un regalito a su nieto y recordar cómo le hizo eso sentir cuando tenía 5. No es justo para nadie arrebatar ese momento.


Dicho todo esto hago una llamada al sentido común y tocaré el tema de los regalos. El exceso SIEMPRE es malo. Ponerse de acuerdo con la familia para hacer un regalo común, fabricar algún detalle, reagalar algo que se consuma o regalar cuentos siempre son buenas alternativas a la fiebre navideña que alimenta el consumismo y crea niños exigentes e insatisfechos con cualquier cosa que reciben

No permitir la magia y la duda hace que los niños se aferren al mundo intelectual mucho antes de lo que les corresponde evolutivamente, y evadirles constantemente con mensajes contradictorios que nunca son reales hace que pierdan la confianza en nosotros y en el mundo que tienen que explorar, investigar y manejar con soltura.

Una vez más llamo al equilibrio que caracteriza al mundo adulto, ¡que aburrido!


"El equilibrio no se adquiere mecánicamente y de un modo inerte, sino a partir de la tensión y a causa de ella."

John Dewey

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