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miércoles, 19 de noviembre de 2014

Dejar hacer

En el encuentro de la fundación Claudio Naranjo invitaban a la reflexión ¿Qué pasaría si los políticos escuchasen a los niños para hacer las leyes educativas y los colegios?


Es difícil hacerse a la idea de un colegio, una clase o una familia en la que se escuchan y, sobretodo, se tienen en cuenta las opiniones de los más pequeños. 
Existen ejemplos de alcaldías que escuchaban a los niños para diseñar las calles, o colegios como O Pelouro donde los niños eligen democráticamente.

Todo este tema me fascina pero como se puede ver me suscita muchas dudas. ¿Cuál es nuestro papel?
Sugata Mitra considera que los educadores ideales son unas abuelitas dulces y cariñosas que garantizan la seguridad y reparten amor.

Lo mejor que tiene un maestro no son sus conocimientos o sus recursos, es su presencia y su respeto.


Dejar hacer, parece tan fácil...





Muchas pedagogías humanistas hablan de recursos, de ambientes o de juego libre pero el adulto sigue teniendo el poder de decisión en su mano y es quien permite lo que entra y sale del espacio donde están los niños.

En su actividad (estudio o juego), en su expresión (de ideas y emociones), en cómo se relaciona (con iguales y adultos), en la ejecución de movimientos, en el proceso de aprender algo nuevo...
Cada niño tiene su manera, fruto de su entorno y su personalidad; pero cuando es muy distinto al nuestro surgen las diferencias.

¿Cómo acompañamos las emociones que consideramos negativas para el ambiente que protegemos?
¿Cómo nos afecta la expresión que hace un niño de su estado interno? Si grita, si se esconde, si no habla, si llora. ¿cómo actuamos?
¿Cómo actuamos cuando nosotros sentimos esa expresión dentro de nosotros? 
No es posible dar cabida a algo en el espacio que nosotros dirigimos si no tiene cabida dentro de nosotros. 

No hacemos ruido al comer, no se grita en este espacio, no se pega a los compañeros... Son pocas las normas básicas para mantener el ambiente relajado pero ¿si no se puede en ese lugar tienen los niños la alternativa de hacerlo en otro?¿Si no estuviéramos mirando se estarían pegando?

Sólo observando podemos ver muchas cosas. 

Los niños no quieren llamar la atención ni molestar al compañero, ellos tienen una fuerte conexión con su estado interno y hacen lo que saben que necesitan en cada momento para aprender o para paliar algo que resulta incómodo dentro de sí.

Somos nosotros, los adultos, los que estamos desconectados de esa realidad humana que se encuentra en nuestra naturaleza; trabajar, descansar, trabajar mucho porque no se llega, trabajar poco porque se tienen excedentes... Eso pasó a la historia con la modernidad y la sociedad industrial, estamos adaptados a horarios y ritmos fijos que no son lo que necesitan nuestros hijos (ni nosotros).

Si luchamos por nuestra libertad algo recibirán nuestros niños.




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