El fútbol es un deporte que durante mucho tiempo me ha causado rechazo por la imagen que recibía del bar, los españoles, el dinero, la fama y el sueño de convertirse en el mejor`antes que el compañero.
Consideraba que potenciaba valores como la competencia, el egoísmo o el narcisismo. Me causaba más rechazo que por ejemplo el voleibol, donde todos los compañeros tienen el mismo peso y la misma responsabilidad.
En realidad, desarrolla muchos aspectos en el niño si los adultos que acompañan al equipo fomentan unos valores más positivos. Cuando existe un problema no se encuentra en el deporte, reside en el entorno del niño.
Durante la infancia debemos educar para un desarrollo integral del niño, tanto individual (físico y mental) como para formar parte del grupo social con satisfacción y pertenencia. Para ello podemos acudir a deportes de equipo y potenciar de manera lúdica todos estos aspectos.
En un artículo en efdeportes Marcela Herrera Garin explica los beneficios psicológicos del fútbol en la infancia.
Lo más destacable es la importancia de la coherencia en el triángulo jugador-entrenador-familia, cada uno con su rol concreto.
- El entrenador: educa a través del movimiento potenciando destrezas motrices y a través de dinámicas de grupo potenciar valores.
- Factores motrices: velocidad, resistencia, coordinación motora, visión periférica, potencia de salto, equilibrio.
- Factores psicológicos: justicia, lealtad, esfuerzo, compañerismo, valentía, autonomía, planteamiento de desafíos, capacidad de adaptación, resistencia a la frustración, receptividad ante las normas, destrezas sociales como engañar al oponente u observar las intenciones del contrario.
- Los padres: a través de diversos estudios se ha observado que el comportamiento de los espectadores puede modificar diferentes aspectos en el niño.
- Autopercepción: en relación a la calidad del ánimo que reciben.
- Percepción de la información: a través de las expresiones de los adultos el niño procesa lo que es justo, cómo es el árbitro, como son los compañeros de su equipo y del otro...
- Respuestas afectivas positivas, disfrute y diversión: asociado con la baja presión ejercida por los padres, en contra posición de generación de estrés y ansiedad en los casos en los que se presiona al niño para conseguir méritos durante el partido del fin de semana.
- Seguridad ante situaciones negativas: los ánimos recibidos sirven como amortiguación para aceptar situaciones externas.
- Motivación positiva ante el esfuerzo: gracias al clima que se focaliza hacia el aprendizaje en vez de hacia la competitividad.
- El niño:
- Se encuentra en una fase del pensamiento concreto, no piensa en ganar la temporada, se centra en relacionarse con sus amistades a través de acciones como pasarse el balón y compartir experiencias.
- Desarrolla su sentido de la identidad y autoeficacia: por ello hay que focalizar los partidos en qué se hizo bien durante las jugadas y dejar el tema de ganar o perder como algo secundario.
- Forma parte de su grupo de iguales: como un miembro valioso, aceptado.
- Entiende la importancia del proceso: desde el punto de vista neurocientífico, para que se dé el aprendizaje es imprescindible que ordenemos o relacionemos eventos y experiencias con situaciones anteriores. En la medida en que cada uno es consciente de su propio proceso va avivando el deseo de aprender.
- Trabajan distintos aspectos físicos que contribuyen a su desarrollo: Aumenta la potencia muscular, mejora la capacidad cardiovascular, segregación de serotonina y endorfinas...
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