En la pedagogía montessori siempre hay una motivación pedagógica y una filosófica.
Partimos siempre de la experiencia para extraer un aprendizaje.
Es un momento emocionante y distendido donde participan varios compañeros con la emoción de no saber qué pasará.
Nos emocionamos, establecemos hipótesis, focalizamos nuestra atención y nos ponemos de acuerdo.
Hay un sentido en esto de entender la vida, cuanto más la conozcas, más la respetas.
Es esa educación para la paz que pretende plantar una semilla en cada niño, y por extensión crear una ecosistema sano en esto que llamamos sociedad.
Si comprendemos qué necesita una planta para sobrevivir, un animal, una persona... Nos será mucho más fácil mantener el equilibrio entre todos.
En este viaje empezamos por ver qué necesita una semilla pero todavía nos quedan muchas paradas por delante.
A nivel aprendizaje curricular es un momento de desarrollo global.
Hay lectoescritura y hay lenguaje complejo, hay matemáticas y mediciones, hay focalización de la atención, piscomotricidad fina, secuencia, discriminación de estímulos, intereses personales y habilidades sociales.
Howard Gardner estará muy contento...
Como resultado de todo esto se dará el desarrollo de la voluntad, la herramienta más fuerte para alcanzar la independencia y llegar a ser libres.
Es importante que parta del interés de los niños, ellos quieren participar y ponen toda su atención en un proceso completo y lleno de matices.
La necesidad de vivir en comunidad hace que tengamos que mantener una limpieza y un orden, creando normas y consensos que benefician a todos por igual.
Los procesos son completos y los realizamos desde el principio hasta el final con todos esos detalles que construyen algo circular.
Una bayeta, un estropajo y una escoba siempre son necesarios.
Y luego viene la espera, la hipótesis, y la observación. En este momento pueden pasar semanas sin conocer el resultado.
Ser capaz de dejar de lado la inmediatez en esta sociedad sin tiempo es una gran experiencia.
...hasta que al fin...
Vemos el resultado de todo nuestro trabajo. ¡Nuestra semilla ha germinado!
Nosotros, unos niños, hemos creado todas las condiciones necesarias para que la vida despierte.
¡Bienvenida!
Como buenos maestros es nuestra responsabilidad contarlo al mundo.
Pero no nos vamos a quedar aquí, seguiremos pasando por diferentes experiencias, por distintos aprendizajes, comprendiendo la vida, la tierra y este mundo en el que vivimos. Este mundo que compartimos.
"Siembra en los niños ideas buenas, aunque no las entiendan. Los años se encargarán de descifrarlas en su entendimiento y de hacerlas florecer en su corazón."
Maria Montessori