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martes, 12 de abril de 2016

De la no directividad a las propuestas Montessori

En entornos de pedagogía activa está pasando cada vez más que se está teniendo una fuerte entrada de la pedagogía Montessori, especialmente en la primaria. 
Nosotras hemos ido viviendo e incorporando este mismo cambio desde la observación de nuestros niños y su estar en el espacio. Todo comenzó como una búsqueda de recursos más cognitivos y al final hemos realizado un pequeño cambio de identidad en el proyecto buscando aire fresco.


Decir que las edades de los niños es entre 7 y 11 años, son edades donde el grupo social y la relación con iguales es muy importante, la identidad colectiva se construye poco a poco pero toma mucha importancia en la propia identidad. 

A nivel grupal


Los niños traían malestar de sus relaciones en casa, de sus relaciones con niños de colegio tradicional, excesos de experiencias no digeridas, excesos de estímulos como pantallas o contactos con su falta de autoestima. 
Cuando algo les resultaba frustrante o les causaba inseguridad, llevaban al grupo por donde algunos decidían. En ocasiones era a través de la dominación o se perdían en un mundo de fantasía vacía que venía de contextos como la televisión y no era algo rico en imaginación y creatividad, aportaba malestar.

A veces se juntaban las dos cosas y, enganchando con un juego que venía de una película común, se hacían dos bandos y el juego era retar constantemente al otro hasta que alguien se sentía herido. 

Esto podría ser fructífero en la construción de las relaciones. En nuestro caso el grupo de niños era pequeño y no se controlan entre sí como puede pasar ante un gran colectivo, el cual diluye las experiencias personales entre muchas.
Mi experiencia en el grupo que vivimos es que hay que debíamos estar muy atentas, se daban situaciones de dominación muy sutiles que pueden ser en el juego o en tomas de decisiones comunes.

Cuando conocíamos a los niños lo suficiente, nos dabamos cuenta de que no estaban aceptando esas condiciones porque es lo que quisieran sino porque querían la aceptación del grupo


Observando esto una y otra vez y debatiendo sobre los límites una y otra vez nosotras decidimos cortarlo.
Les recordamos que son libres de elegir, les invitamos a que reanuden el juego más adelante, lo apuntamos como puntos en la asamblea para que se expresen y tomen decisiones o directamente les decimos que ese juego se ha acabado (da igual si es porque alguien no se está sintiendo bien o porque yo no puedo acompañarlo con la presencia necesaria).

A base de repetir y repetir lo que no pueden hacer (sin decirles lo que sí), se comenzaron a dar situaciones de mucho más respeto, tienen cuidado entre ellos y en las asambleas y en los conflictos se expresan con mayor libertad porque sienten una protección a las coacciones.


En este momento la identidad grupal es muy fuerte; en general tienen un gran sentido de la justicia, se recuerdan mutuamente cuáles son los límites que ellos han decidido y mínimo una vez a la semana quedan desde que acaba el horario del espacio hasta las 20 h en espacios externos sin las normas comunes.
Estas quedadas al principio trajeron conflictos a las asambleas de las mañanas pero poco a poco se fueron espaciando y hemos observando que la ansiedad por la aceptación de niños externos al espacio es mucho menor porque se sienten reforzados y satisfechos con el grupo al que pertenecen. 



A nivel individual


Comenzamos a observar que cuando no había una estructura costaba mucho más trabajo conectar con sus deseos e impulsos más íntimos porque todos los espacios son grupales. Podrían usar los espacios físicos individualmente pero el espacio temporal es grupal y su deseo de formar parte de la identidad del grupo puede más que sus impulsos personales. 

Veíamos que no se sentaban a hacer un trabajo o una investigación sobre algo que solo les interesaba a uno de ellos. Entendían el proyecto como un espacio de relación. Esto es interesante si luego en casa hay un seguimiento y se trabaja la constancia y el esfuerzo como la base para conseguir objetivos, sino nunca hay una profundización del tema que a ellos les causa interés, todo se queda en ideas. 

En nuestro proyecto hemos estado todo el curso incluyendo un espacio de tiempo con materiales obligatorio (montessori o no). 
El tiempo dedicado empezó siendo menor a una hora. A través de tutorías hacemos un seguimiento de sus decisiones, adquieren compromisos con ellos mismos y les acompañamos en la constancia para que los cumplan. Nos da igual si es dibujar o son matemáticas pero es un momento de enfrentarse a quienes somos y que queremos sin otras influencias


Estas ideas vienen de procesos que ha vivido un proyecto amigo durante años, nosotras lo vivimos también y hemos acogido mucha metodología suya que a su vez viene de montessori. 
Al ser algo obligatorio dudamos mucho en incorporarlo pero finalmente decidimos que se daba un espacio de conexión con uno. A veces duele ver quien eres pero mirarte te ayuda a construirte



Los cambios más importantes que hemos visto: 

- La dominación en el grupo era un síntoma de falta de autoestima y en el trabajo individual se expone constantemente. Esto provocó que empezaran a expresarse con enfado de frustración hacia ellos mismos y no hacia los otros como hacían antes. ¡Es un gran paso ver el origen de las cosas!
A la vez se reducía el origen del malestar de los otros niños. 
Ahora ya estamos viendo como se enfrentan a su autoestima, se frustran y se esfuerzan, se alegran y lo comparten.

- Esta alegría provoca que sus investigaciones individuales pasan a ser compartidas en los almuerzos comunes y en el juego posterior. Enriquece mucho las conversaciones y las interacciones contagiando de entusiasmo a los otros compañeros.

- Los juegos posteriores han pasado a ser más colaborativos y enriquecedores, se ven menos interacciones que impliquen esa dominación o reto, aprovechan más el tiempo conjunto.

- Cuando pasa el momento de los materiales deciden volver (o no quieren parar) y usan también los que son más destinados al juego grupal.


Mi conclusión

El crecimiento de un proyecto ha de ir de la mano en como los miembros se sienten al respecto. Esta ha sido la rama en la que nosotras nos hemos apoyado con más fuerza por las dificultades con las que nos encontramos y vemos con perspectiva un cambio muy positivo en los niños y en la fluidez del día.
No a cualquier espacio ni a cualquier grupo de niños o acompañantes le va a funcionar la misma experiencia. Los proyectos son activos y por lo tanto cambiantes, una observación contstante y una reflexión crítica sobre lo que hacemos y lo que no, sin dar por echo ninguna estructura nos ayuda a construirnos y reconstruirnos.


"Una prueba de lo acertado de la intervención educativa es la felicidad del niño"
María Montessori